domingo, 19 de febrero de 2017

Presentaciones dinámicas, la importancia de qué cuentas y cómo lo cuentas

La mayoría de los lectores se habrán tenido que enfrentar alguna vez en su vida a una presentación o exposición, al menos en clase o en el trabajo. Pero seguro que la totalidad de vosotros habéis asistido a una charla, ponencia o presentación de cualquier tema. En muchas ocasiones es un buen orador el que nos engancha a seguir atendiendo por encima del propio tema del discurso.
¿Cómo se consigue?


Herramientas para conectar con la audiencia

En primer lugar, es importante contar con un buen soporte audiovisual. Las imágenes y videos perduran más tiempo en nuestra memoria que las palabras. Por ello para realizar una buena ponencia es fundamental utilizar unas diapositivas llamativas.
Lo más utilizado a día de hoy es Power Point, pero existen otras posibilidades:
-Prezi, basado en el 3D y el zoom, cuenta como ventaja su continua actualización que nunca deja indiferente al espectador. Un sistema encadenado de ideas que puede utilizarse desde Window y Mac.
-KeyNote, tu herramienta si eres usuario iOS. Cuenta con gran capacidad y calidad de imagen.
-Emaze, para los que quieren realizar presentaciones esquemáticas con plantillas atractivas que van desde una sala de un museo hasta artículos de periódico.

La importancia de la puesta en escena

Además de un buen uso de lo audiovisual es importante trabajar el lenguaje corporal y la voz.
Para muchos ponentes, la voz es su mayor potencial. La posibilidad de modular el tono constantemente es una de las claves del éxito en conseguir la atención de los oyentes.
El cuerpo también debe acompañar al discurso. Cuidar las expresiones faciales para que sean acorde a lo que relatamos, mover las manos a nivel horizontal y mantenernos erguidos en todo momento, son algunos de los trucos de los mejores oradores.

A su vez, también es importante que el discurso esté bien hilado. Utilizar un vocabulario adaptado y adecuado, establecer una estructura de introducción, nudo y desenlace, y en cada punto realizar una mini introducción que sirva de hilo conductor. Añadir ejemplos, interactuar y preguntar a la audiencia y contar historias con las que la audiencia se identifique son algunos de los recursos que más enriquecerán tu presentación.