Actualmente, las fronteras son cada vez más permeables y la competencia se caracteriza por ser transnacional. Desde el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), los empresarios españoles han tenido sobradas oportunidades para constatar este hecho.
Fusión de mercados
Los objetivos de integración económica de la CEE se llevan a cabo a través del mercado común, que consiste en la unión aduanera de doce países de Europa occidental. Entre estos países, superado un período transitorio, existe libertad de circulación de mercancías y capitales, de establecimiento de empresas y profesionales, y de prestación de servicios. A través de semejante fusión de mercados, el empresario español compite no sólo con empresarios de su país, sino también con empresarios franceses, italianos, alemanes, etc., que pueden ofrecer sus productos en el mercado español en igualdad de condiciones.
Así, por ejemplo, hasta la integración de España en la CEE, el consumidor tan sólo podía adquirir automóviles de un número limitado de marcas sin pagar el impuesto de importación. Actualmente, muchas empresas extranjeras han abierto sede en España y coches de marcas como Fiat, Vokswagen o Alfa Romeo están al alcance de muchos consumidores.
Aunque la importancia del mercado internacional aumenta día a día, el mercado local, regional y nacional siguen teniendo mucha relevancia, sobre todo para las empresas pequeñas y medianas.
En función del ámbito geográfico, el mercado se divide en local, regional, nacional e internacional.