Las
rutinas de las empresas son una incomodidad para los trabajadores que
han de repetirlas una y otra vez entre tedios y disgustos. Pero para
la business intelligence, los de los softwares que trabajan
para dar respuestas administrativas y de comunicación para las
empresas, representan variables fundamentales para su ejecuciones
eficientes.
Pero,
ojo, la business intelligence ha de implantarse en las empresas con
criterios de oportunidad. De esos criterios de oportunidad de la
business intelligence vamos a hablar. Pueden resultar una
diferencia entre dar respuestas a las necesidades empresariales o
significar un gasto inútil. Las vemos una a una. Hablemos primero de
los objetivos:
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Fijar objetivos. Hay que descubrir todas las opciones y colocarlas de
acuerdo con los objetivos de las empresas. Una forma de conseguir
cuadrar esos objetivos con las opciones de gasto de las empresas es
determinar el punto en el que la adaptabilidad del sistema está
sobre el precio que puede pagar la firma. O, mejor aún, considerar
qué tiempo es necesario para ofrecer todas las prestaciones y lo que
se tarda en reunirlas bajo una misma funcionalidad general.
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Variables que se pueden negociar. Antes de buscar aplicaciones que
aporten solución a las necesidades estratégicas de la empresa, es
importante que se pueda establecer un criterio sobre cuales son las
necesidades básicas y cuales las secundarias. Así se conseguirá
tener claro qué tareas han de recogerse en el software que se
encargue y cuales no.
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Todas las herramientas. Es importante también que el software de la
business intelligence cuente con con las soluciones integradas
y completas. Caer en el error de colocar aplicaciones en las
aplicaciones sólo puede llevar a crear las condiciones para
exponerse a fallos de software por colisiones entre flujos de
rutinas de programación.
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Datos sin archivos añadidos. La implantación de un software de
business intelligence nuevo ha de realizarse sobre la base de
la incorporación de datos que no tengan cargados archivos antiguos.
Así conseguiremos que la integración se produzca correctamente y
que, lo mismo, no haya conflictos. Reparar las fallas de software
después de un desaguisado ocurrido por problemas de integración
puede resultar casi tan costoso como la implantación de la versión
original del programa.